Al descubrir el cuerpo de Bénédicte Dalvet, la inspectora Marleau ciertamente no esperaba un choque semejante. En efecto, la difunta es su doble perfecta, lo que es al menos desestabilizador. Resulta que Benedict no es más que la hermana gemela de la investigadora. Marleau usa su asombroso parecido con la chica muerta para dirigir la investigación. Está convencida de que es la mejor solución para entender quién mató a Benedicta, pero no mide el peligro que corre asumiendo la identidad de su hermana...