Es febrero de 1920. En la víspera del decreto de la Ley Seca, Nucky Thomson, tesorero de Atlantic City, condena el alcohol durante una reunión de la Liga de la Templanza de las Mujeres. Es alli donde capta la atención de Margaret Schroeder, una atractiva ama de casa encinta, que acude a el buscando un trabajo para su marido maltratador. Mas tarde, durante una cena privada habla de la oportunidad que les brinda la prohibición para obtener grandes cantidades de dinero con la venta ilegal de alcohol. Durante la cuenta atrás hasta medianoche en el Babette's Supper Club, le asegura a Jimmy Darmony, un veterano de la Primera Guerra Mundial que acaba de regresar, que su nombramiento como mano derecha del nuevo administrativo del Cuarto Distrito, Paddy Ryan, le llevara lejos. Jimmy, en cambio, tiene mayores aspiraciones, que le llevarán a hacer una alianza que puede traer consecuencias para ambos, Jim y Nucky.
Una pieza de música clásica suena mientras la cámara sigue a varios pies que suben unas escaleras con elegancia. ¡Ah, qué preciosidad! Si echabas de menos esas escenas tan "Julian Fellowes", estás de suerte: el creador de Downton Abbey vuelve a nuestras pantallas con La edad dorada, una serie llena de suspense (y también de glamour) en la que nos sumerge de lleno en el corazón de la sociedad estadounidense del siglo XIX.
Aunque inicialmente iba a ser para la NBC, La edad dorada se ha estrenado finalmente de HBO Max, plataforma en la que Fellowes ha podido dar rienda suelta a su creatividad con más presupuesto y más libertad. Y ya podemos ver el resultado.
Saltan a la vista las similitudes entre Downton Abbey y La edad dorada. ¡Y nos encanta! Fellowes vuelve a reproducir la dicotomía entre los señores de la casa y el servicio, y recupera algunos de sus tropos, como los personajes chapados a la antigua que se niegan a abrirse al mundo y son a menudo codiciosos, e incluso crueles, o esos personajes más ingenuos y optimistas que se mueren de ganas de comerse el mundo. Pero lo más importante: ¿tiene la serie a su propia Lady Violet Crowley, también conocida como Dame Maggie Smith? ¡Por supuesto! Y no es nada más ni nada menos que la mismísima Christine Baranski.