Humphrey y Martha se sumergen en el trabajo para distraerse de los últimos acontecimientos. Para Humphrey, esto significa investigar uno de los casos más extraños con los que se ha encontrado hasta ahora: toda una familia ha desaparecido en su propia casa, con la televisión y las luces encendidas y la cena todavía en la mesa. Mientras tanto, Martha se prepara con nerviosismo para la apertura de su nueva cafetería. En una carrera contrarreloj para dejarlo todo preparado, sufre un duro revés cuando el banco rechaza su préstamo. Su situación no mejora debido a la impulsiva decisión de Humphrey de gastar sus ahorros en una destartalada casa flotante. Sin embargo, la ayuda llega de un lugar inesperado: Archie Hughes, el propietario de un viñedo local y ex prometido de Martha, se ofrece para ser socio de su negocio.