Cuando el cumpleaños de Francine trae de vuelta atormentadores recuerdos de un momento de fama en una película que le fue robado por George Clooney, destruir a la estrella se convierte en el nuevo sueño de Francine. Pero cuando ésta intenta ganarse el corazón de Clooney para luego destrozarlo, Stan sabotea accidentalmente el plan al encariñarse con él. Mientras, Roger monta una viña en la casa usando mano de obra de esclavo de niños huérfanos.
Este fin de semana, te recomendamos tres series para sacar al nerd que llevas dentro.
A pesar de tener ya tres temporadas, a The Orville le ha costado encontrar su tono. Si bien la primera temporada se centró en explotar la dinámica entre los personajes, la segunda y la tercera se entregan plenamente a la parodia para conseguir un humor de mejor calidad. Por supuesto, no deja de ser un producto de Seth MacFarlane, es decir, poco sutil, pero su fórmula funciona. Exploramos la galaxia a bordo del USS Orville, de la mano del capitán Ed Mercer (el propio MacFarlane) y de Kelly Gracer (Adrianne Palicki). Un dúo de esos que tanto nos gusta que encarna a la perfección la dualidad entre estupidez y genialidad.
Aunque este homenaje a Star Trek parezca una parodia, comparte con la serie de culto de ciencia ficción la reflexión sobre la tolerancia hacia la vida extraterrestre. The Orville es una comedia firmemente arraigada en la cultura estadounidense, y te guste o no Seth MacFarlane, se ha de admitir que su creatividad no tiene límites. El hombre detrás de American Dad ha creado un universo repleto de referencias de ciencia ficción que no deja de enriquecerse.