Cuando Stan recibe una paga extra en el trabajo y empieza a comprar objetos extravagantes en lugar de cumplir la petición de Francine de comprarle su soñado quiosco de magdalenas, ésta lo abre por su propia cuenta, haciendo que Stan pruebe la vida sin una ama de casa. En un acto desesperado por arreglar eso, Stan devuelve el cerebro de Klaus a un cuerpo humano - sólo para descubrir su gran error cuando éste intenta ganarse a Francine. Mientras, Hayley se une a un grupo de ecologistas, Roger intenta tener mascotas para olvidar su soledad, y Steve cree ser un hombre lobo después de ver una película de terror.
Este fin de semana, te recomendamos tres series para sacar al nerd que llevas dentro.
A pesar de tener ya tres temporadas, a The Orville le ha costado encontrar su tono. Si bien la primera temporada se centró en explotar la dinámica entre los personajes, la segunda y la tercera se entregan plenamente a la parodia para conseguir un humor de mejor calidad. Por supuesto, no deja de ser un producto de Seth MacFarlane, es decir, poco sutil, pero su fórmula funciona. Exploramos la galaxia a bordo del USS Orville, de la mano del capitán Ed Mercer (el propio MacFarlane) y de Kelly Gracer (Adrianne Palicki). Un dúo de esos que tanto nos gusta que encarna a la perfección la dualidad entre estupidez y genialidad.
Aunque este homenaje a Star Trek parezca una parodia, comparte con la serie de culto de ciencia ficción la reflexión sobre la tolerancia hacia la vida extraterrestre. The Orville es una comedia firmemente arraigada en la cultura estadounidense, y te guste o no Seth MacFarlane, se ha de admitir que su creatividad no tiene límites. El hombre detrás de American Dad ha creado un universo repleto de referencias de ciencia ficción que no deja de enriquecerse.