Alex Hugo asiste impotente al secuestro de la joven Audrey, de 16 años, mientras trepa por una pared. Se apresura pero no puede alcanzar el coche que lleva a la joven. Esta Audrey no es una desconocida para él, es la hija de uno de sus amigos, guía, que murió salvándole la vida hace unos años. Una herida y una culpa que este secuestro necesariamente despierta. La alerta ámbar es lanzada: mientras la policía de Marsella inicia la investigación, Alex Hugo intentará comprender un poco mejor la personalidad de la joven y lo que va a descubrir es extremadamente inquietante: Audrey parece haberse convertido al Islam y radicalizada.