En su ruta hasta Comodoro, en la costa patagónica, el vuelo 5428 de las aerolíneas SOL se estrella en picado en un remoto desierto, ocasionando la muerte instantánea de todos sus ocupantes. Los investigadores argentinos indagan en los dispersos restos carbonizados sin hallar nada fuera de lo común, hasta que un microscópico filamento proporciona la primera evidencia tangible.