Esta semana, ni tanto, ni tal calvo: os recomendamos tres series dramedias protagonizadas por mujeres, todas ellas con su puntito de humor absurdo, y la justa medida de drama.
La segunda temporada de Dollface, una serie original de Hulu que está disponible en Disney+, se estrenará próximamente en Estados Unidos (¡y esperemos que lo haga muy pronto en Europa!). La serie cuenta la historia de Jules, una treintañera con un trabajo artístico precario que, como muchas personas a su edad, sigue intentando buscar su camino. De la noche a la mañana, todo da un vuelco cuando su novio, con el que ha estado cinco años y que le dio el apodo de “dollface”, corta con ella de la noche a la mañana. Entonces, ella decide largarse subiéndose a un autobús conducido por una señora-gato…
Una escena surrealista que da paso a una serie que a veces da la sensación de ser un reflejo de nosotros mismos. En este sentido, recuerda un poco a Being Erica, cuya protagonista tenía el poder de volver a ser una niña tras una sesión de terapia, aunque aquí no hay viajes en el tiempo, sino sesiones casi filosóficas en las que Jules se cuestiona a sí misma. Sus dos mejores amigas también viven en Los Ángeles, Madison, interpretada por Brenda Song, y la it girl interpretada por Shay Mitchell.
Dollface es un drama moderno que no rehúye de los debates “millennials”, abordando desde Instagram hasta la ansiedad social y, por supuesto, cómo gestionar las relaciones personales en 2020. Más allá de las apariencias, la serie también profundiza en el concepto de la amistad femenina, aunque sus personajes no sean los más feministas del universo y a menudo se tengan celos entre sí (eso sí… todos aprenden de sus errores y evolucionan). La productora tras las cámaras, que también hace una aparición estelar durante la serie, no es otra que Margot Robbie.
Las reinas han llegado para deleitar a tus oídos. Tras triunfar como celebrities del hip hop en los noventa, las Nasty Bitches están decididas a volver al estrellato cuando una joven cantante de hip hop les propone regresar a los escenarios. Todas ellas necesitan el dinero y están viviendo una situación complicada: maridos infieles, relaciones complicadas con sus hijas… a los cuarenta, aún les quedan muchas cosas por resolver y deciden volver pisando fuerte como las Queens.
El concepto recuerda a Girls5Eva, aunque es más un musical con baladas y Queens se centra de verdad en el hip hop.
¡¡Y es que qué canciones!! La calidad de la serie reside principalmente en la calidad de las letras de las canciones originales creadas para Queens. El ritmo de la música es pegadizo y las actrices tienen mucho flow (al fin y al cabo estamos en presencia de Brandy y Eve)… aunque desgraciadamente el ritmo de la serie no siempre está a la altura del ritmo de la música. En definitiva, una serie entretenida que consigue conmover al espectador con personajes muy entrañables.
Terminamos por el spin-off de Black-isk, protagonizado por Zoey, la mayor de la familia Johnson. En Grown-ish, Zoey abandona el nido para ir a la universidad: una etapa que, aunque se recuerde con cariño, no siempre es fácil. Y es que a Zoey le sucede lo que muchos: se da cuenta de que hacerse mayor no siempre es fácil y que el idilio universitario que se había imaginado no se corresponde con la realidad.
Aunque había quien no tenía fe en el recorrido de esta serie, Grown-ish ha conseguido enganchar a los seguidores de la serie original y atraer a nuevos fans. Con personajes carismáticos y muy diferentes entre sí, la serie aborda sin tapujos y, sobre todo, sin ser moralista, temas como hacer nuevas amistados, el racismo, la sexualidad, el género no binario, el consumo de drogas… En definitiva, es una serie muy entretenida, con sus pinceladas de drama, pero también mucho humor, perfecta para hacer una maratón en familia.