Mario (Antonio Garrido) no está dispuesto a esconder a sus hijos como si fuesen delincuentes y, sin pensárselo dos veces, decide apuntarse, con todas las consecuencias. Algo sencillo para una familia normal, pero para los Castillo es, sin duda, un reto. ¿Cómo van a mantener la apariencia de una vida corriente frente a los padres y la incisiva Rosa Ruano?