Tänpo encarga a los chicos labores aburridas y pesadas que parecen muy alejadas de lo que debería hacer un guerrero Sendokai: podar las plantas, recoger frutos, transportar cántaros... Los chicos creen que el maestro les toma el pelo para aprovecharse de ellos y que le hagan las labores de casa. Sin embargo, al acabar la jornada les plantea un reto: deben sortear un circuito de obstáculos con sus armaduras y golpear el senrok. Entonces descubren que los trabajos realizados les han servido para desarrollar capacidades que usarán en el campo.