Una pequeña ciudad de provincias del norte de España durante la dictadura de Primo de Rivera es el escenario de esta historia, en la que se pondrán de manifiesto los contrastes de la sociedad de la época y el estallido de la lucha de clases.
Este es el marco en el que surge la historia de amor de Victoria Márquez (Adriana Ugarte) y Ángel González (Rodolfo Sancho), dos jóvenes de orígenes bien distintos. Ella es la hija menor de un acaudalado empresario, viudo y propietario de una mina de hierro y varios negocios de importación y exportación.
Él, de origen humilde, ha heredado el compromiso de su padre con los trabajadores y, al mismo tiempo la vocación religiosa, influido por su creyente madre.
Ambos están muy enamorados, pero las circunstancias y las normas sociales de la época les obligan a separarse: Ángel decide ordenarse sacerdote, debido a la mísera situación en la que vive su familia, mientras Victoria, por diversas circunstancias, debe hacerse con las riendas del negocio de su padre.
Esta decisión, insólita y revolucionaria para una mujer de la época, entorpece los objetivos del tercer vértice del triángulo protagonista de “La Señora”: Gonzalo, Marqués de Castro (Roberto Enríquez), socio del padre de Victoria y que aspira a controlar los negocios de los Márquez.
Victoria, “La Señora”, vivirá y sentirá muy de cerca las extremas diferencias sociales que durante años han venido asfixiando al país desde un difícil papel, tanto en el aspecto empresarial como personal.