Ellos son los Somarriba, dueños millonarios del Grupo Galgo, una empresa familiar de bollería que se enorgullece de haber llevado la felicidad en forma de dulce a los hogares españoles durante décadas. Pero ahora, el imperio erigido a lo largo tres generaciones se tambalea: entre el dudoso liderazgo de Emilio, presidente de la empresa, y la inminente publicación de una Ley del azúcar, el futuro del Grupo Galgo pende en un hilo.
Pero algo es seguro: entre el panorama político y la destitución de Emilio en búsqueda de un líder más firme, las alianzas traicioneras y las puñaladas en la espalda están servidas. En plena debacle de la industria del azúcar, los Somarriba debería decidir qué es más importante, si la familia, o el negocio.
Esta es la premisa de Galgos, la serie con la que Movistar+ ha estrenado el 2024. Una apuesta contundente que nos remite, inevitablemente, a la saga familiar Sucession. Y es que es innegable que ambas series comparten algunos rasgos: una familia absurdamente privilegiada que hace piña ante las agresiones exteriores, sin dejar de hacerse la zancadilla de puertas para adentro, herederos a las greñas por ser los “elegidos”, una banda sonora elegante, planos de los protagonistas con semblante serio… Pero se podría argumentar que las similitudes se quedan ahí, porque, si bien a los Somarriba también les gusta volar en su jet privado como quien coge el autobús, la serie se desmarca de otras grandes sagas familiares por sus idiosincrasias “ibéricas”. Tal vez tenga que ver por su ambientación en Cantabria, tierra de castillos, y de la estética de “viejo rico”, algo pasada de moda, que empapa a los personajes y los espacios en los que se mueven.
Dirigida por Félix Escarret y Nely Reguera, Galgos cuenta con un reparto compuesto por, entre otros, Adriana Ozores en el papel de Carmina, hija del fundador, Luis Bermejo como su hermano, presidente destituido de la empresa, Óscar Fernández, el marido de Carmina, Patricia López Arnaiz, la hija mayor y con más ambición, Marcel Borràs como Guzmán, el hijo con aspiraciones políticas, María Pedraza en el papel de Jimena, la hija más alternativa, y Jorge Usón como Julián, hijo de Gonzalo, que aún está haciéndose hueco en la jerarquía que es su casa (y el negocio).
Con seis episodios de 45 minutos, Galgos se posiciona con una serie ágil y dinámica, donde el peso no se pone tanto en el desarrollo de los personajes, sino en el juego de mentiras, traiciones y giros que no dan tregua al espectador. Pero no todo son traiciones y traicionados. La elección del sector al que pertenece el Grupo Galgo no parece casual: en los últimos años, la industria del azúcar ha pasado de ser una de las más celebradas a estar en el punto de mira por sus efectos en la salud, sobre todo en la de los niños. Y la serie no duda en hacer denuncia social de que, sabiendo lo dañina que es, la familia Sorribas hace todo lo que está en su mano para no perder ni un ápice de beneficios, ya sea interfiriendo con la ley o pagándolo con sus trabajadores.
Ya puedes disfrutar del estreno semanal de un nuevo episodio de Galgos en Movistar+.