Dos años después del fin de La casa de papel, Netflix se adelanta a los Reyes y nos obsequia, este 29 de diciembre, con el esperado estreno de Berlín, un spin-off que ya creó expectación (y expectativas) desde que se propuso cuando apenas había terminado la serie original. Y es que no podía ser de otra manera: el público se había quedado con ganas de saber más sobre Andrés Fenollosa, cuyo carácter cruel a la par que carismático y misterioso consiguió despertar la curiosidad de los espectadores.
Así pues, Álex Pina y Esther Martínez Lobato no se han hecho de rogar, y nos traen ocho episodios en que nos remontamos a los años dorados de Berlín, interpretado, por supuesto, por Pedro Alonso, que decide rodearse de un equipo de élite para dar un golpe extraordinario en París: hacer desaparecer 44 millones en joyas como si de un truco de magia se tratase.
Un robo imposible y una banda de personajes, cada uno de su madre y de su padre, liderados por un cabecilla excéntrico que parece tenerlo todo controlado al dedillo. Una premisa que parece calcada de La casa de papel, que también empezaba con el robo a la Casa de la Moneda bajo las órdenes del Profesor. Berlín también recupera de su predecesora una doble línea temporal, en la que vamos siendo testigos de los acontecimientos presentes y de flashbacks que nos permiten dilucidar cómo empezó todo. Y es que Berlín no se corta a la hora de hacer guiños a la serie original, incluyendo las incorporaciones de Najwa Nimri e Itziar Ituño para interpretar a las policías Alicia Sierra y Raquel Murillo, dos viejas conocidas de los fans de La casa de papel.
Pero, como se suele decir, el diablo está en los detalles. Donde La casa de papel era dramática, violenta y oscura, Berlín es más distendida, e incluso a veces, juguetona, cambiando la dicotomía de colores rojo-negro que caracteriza a la serie original por una estampa parisina colorida y luminosa. Un cambio de aire que se refleja, con fuerza, en el mismo Berlín: nos encontramos con una versión mucho más amable, humana y encantadora a la que conocimos en la Fábrica de la Moneda, un auténtico galán disfrutando de su mejor momento en la capital francesa. Tal vez sea, simplemente, que el amor le hace bien. Lo que nos lleva a preguntarnos si fue justamente lo sucedido en París lo que lo cambió para siempre, ¿o lo veremos en próximas temporadas?
Lo que está claro es que un robo que se precie necesita de una buena banda. A Berlín lo acompañan Keila (Michelle Jenner), una ingeniera experta en ciberseguridad tan inteligente como tímida, Damián (Tristán Ulloa), íntimo amigo del protagonista y a cargo de ejecutar sus ideas más locas, Cameron (Begoña Vergas), atrevida pero impulsiva, Roi (Julio Peña Fernández), experto en abrir cerraduras y Bruce (Joel Sánchez), experto en manejar lo que le echen, desde armas hasta vehículos. Un abanico de personajes a los que las circunstancias les obligan a entenderse, cada uno, con su propio pasado y sus razones.
En definitiva, Berlín es una serie que, sin tratar de ocultar que pertenece al universo de La casa de papel, no intenta superarla ni replicarla. Con un ritmo más dinámico y una atmósfera menos violenta que su predecesora, esta secuela se abre a un público más amplio y llega en el momento perfecto, ya que es perfecta para ver de un plumazo en los días de fiesta que nos quedan.
Puedes disfrutar de la primera temporada de Berlín a partir del 29 de diciembre en Netflix.